¿ Donde están las calorías extras cuando comemos fuera de casa ?

Está demostrado que se tiende a comer más alimentos  cuanto más opciones hay disponibles. Cuando nos  enfrentamos a la carta de un restaurante  estamos ante una oferta tan variada como calórica y de nuestras elecciones dependerá el ¨saldo final¨ de esa salida.

El pan

Tener este alimento a la vista mientras se espera la comida es una tentación difícil de evitar. Cada pan aporta unas  70 calorías y 40 calorías más si se lo unta con manteca, que obviamente es más delicioso.

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La suma de una entrada, plato y postre harán en que vez de unas 400 kcal por comida lleguemos según lo que elijamos hasta unas 1500 ! en casa probablemente no hacemos los tres pasos.

El vino

Se recomienda sólo una copa y hay  que considerar aproximadamente 130 calorías por ella

Las salsas

La posibilidad de consumir preparaciones más elaboradas está generalmente en el restaurant, y con ellas las cremas, quesos y otros ingredientes que a veces ni sabemos que están presentes.

La ensalada aderezada

Una buena idea es pedir que no la condimenten para cuidar la cantidad de aceite que utilizamos. Una cucharada de aceite aporta unas 135 calorías, y si lo agregamos sin mirar se pueden ir unas 300 fácilmente.

El postre

Hay quienes solo piden postre cuando comen afuera   y  quienes prefieren todo con helado extra, una bocha de helado de crema aporta  unas 120 calorías.


Sumando solamente tres de estas  variables, tenemos como mínimo unas 600 calorías extra, en un solo tiempo de comida. Que opción tomar  o dejar dependerá del plan de vida o del momento en  que estemos y de la frecuencia con que salgamos a comer afuera. Podemos optar por el vino o el postre, o ambas pero eligiendo un plato más liviano. Pedir que no repongan la panera o que directamente no la traigan, evitar la entrada  y condimentar la ensalada.  

Comer y pensar puede parecer incompatible, no se trata de cuestionar cada bocado, ni contar nutrientes, sacando el encanto de la comida y su ritual.  

Comer tiene que ser un placer y está bueno saber qué estamos comiendo,  cuidar las cantidades y aprender a manejar las excepciones como momentos y no como rutina.

Si logramos conseguir un equilibrio entre lo que es recomendable y lo que es preferido, cómodo y accesible estaremos en un camino de mejorar nuestra relación con los alimentos antes de vernos obligados a hacerlo por cuestiones de salud.

Haciendo elecciones apenas pensadas, disfrutar de una buena salida a comer afuera siempre es muy recomendable!